Hay rutas absolutamente mágicas a lo largo y ancho del planeta. Algunas dotadas de un toque mistico, como el Camino de Santiago. Otras que son fruto de la ambición del ser humano, como el recorrido de la impactante Gran Muralla China. Sin embargo, una de las rutas más conocidas del planeta está en Estados Unidos, y atraviesa prácticamente todo el país de un extremo a otro. Se trata de la Ruta 66, una conocidísima vía de casi 4.000 kilómetros que lleva desde la ciudad de Chicago, en el noreste, hasta Los Ángeles, ubicada en California, al suroeste del país y muy cerca ya de la frontera con México. Un recorrido que con los años ha ido cogiendo incluso más enjundia y que supone, por sí mismo, una auténtica atracción turística para aquellos que quieren conocer Estados Unidos a fondo.
Hablamos de la Ruta 66 más típica, por así decirlo, el recorrido oficial que además cuenta con señalizaciones concretas, las de Historic Route 66. No hace falta hacer entera toda la ruta, porque son muchos kilómetros y seguramente harían falta mínimo 10 días. Lo que sí es cierto es que hay diferentes puntos imprescindibles, como la llegada a Los Ángeles, el paso por Nevada o Texas… Precisamente en el estado de la estrella solitaria, muy cerca de la ciudad de Amarillo, encontramos una de las atracciones más auténticas y originales que vamos a ver a lo largo de la ruta. Se trata del Cadillac Ranch, una especie de escultura/monumento en honor a los insignes coches de la firma americana, colocada allí en los 70, y que es un punto imperdible de visita obligada para todo el que haga la ruta.
Historia del Cadillac Ranch
Se trata, como hemos dicho, de una especie de performance que en 1974 un grupo de artistas creó utilizando diez coches Cadillacs, pintados y decorados de manera muy vistoso. Los artistas eran californianos pero el proyecto fue financiado por un millonaria texano llamado Stanley Marsh, quien se llevó finalmente la atracción a su ciudad natal, Amarillo, en el estado de Texas. Lo sorprendente de la historia es que los propios autores del proyecto ni siquiera creían que fuera a salir a la luz, y la propuesta fue casi como una broma, pero Marsh se mostró interesado y finalmente, aquella obra ha terminado convirtiéndose en una atracción muy llamativa, visitada cada día por cientos de personas.
De hecho, al principio de todo, cuando llegó a Amarillo, el Cadillac Ranch se encontraba ubicado en un campo muy cercano a la casa de Marsh. En 1997, sin embargo, se decidió mover el conjunto escultural unos kilómetros más al sur, siempre dentro de los límites de las tierras del multimillonario, para acercarla aún más a la Interestatal 60, que forma parte de la Ruta 66. Tal vez como muestra de que ya había muchos viajeros que se desviaban solo para contemplar esta obra de arte, su dueño decidió ponerlo aún más fácil. Actualmente, los Cadillacs suelen ser repintados cada cierto tiempo en blanco, para permitir que los viajeros dejen sus firmas y dibujos en las carrocerías, habiéndose convertido en algo interactivo.
Dónde se encuentra este monumento
Aunque en un principio el Cadillac Ranch fue ubicado en un punto algo más alejado de la carretera, en 1997 Stanley Marsh decidió llevar esta serie de esculturas a un lugar más vistoso, donde pudiera ser contemplado y disfrutado por mucha más gente. Así es como se colocó a la orilla de la Interestatal 60, a las afueras de la ciudad de Amarillo, en Texas. Supone así uno de los puntos álgidos de los visitantes a lo largo de la parte de la ruta 66 por el estado texano, ya que Amarillo es habitualmente una parada muy popular para todo el que viaja de aquella forma. El monumento ha creado a su alrededor tal halo de misticismo y de popularidad que incluso existe una tienda de regalos, muy cercana, donde se venden productos relacionados con Cadillac y con el propio monumento.
Toda una atracción turística
Desde 1997 y gracias a su reubicación a una zona mucho más cercana a la autopista, el Cadillac Ranch se ha convertido en una de las atracciones turísticas más importantes del norte de Texas y también de la propia Ruta 66. Amarillo es, como ya hemos visto, una parada habitual para los que hacen la ruta en varios días, y al tener tan cerca esta obra de arte, son muchísimos los visitantes que se acercan antes de descansar o justo cuando están saliendo desde Amarillo, para contemplar este singular rancho de Cadillacs, e incluso para dejar su huella en el lugar con pinturas en la carrocería. Las fotografías de los Cadillacs hundidos en el suelo es una de las más conocidas y reconocibles dentro de la ruta.
De hecho, son cientos los visitantes que cada día se paran para disfrutar de este espectáculo. En el año 2019, los Cadillacs sufrieron un incendio, posiblemente intencionado, pero lograron ser subsanados pronto. Y es que ya no son simplemente parte de una ruta concreta, sino de la cultura estadounidense. Han aparecido en videos, películas y portadas de libros y álbumes de música. De hecho, gente como Bruce Springsteen han dedicado canciones a este lugar, que es hoy por hoy uno de los más visitados a lo largo y ancho de la ruta 66.
Otros lugares increíbles que encontrarás durante la Ruta 66
El Cadillac Ranch es uno de los sitios más famosos de este recorrido, pero a lo largo de casi 4.000 kilómetros se pueden encontrar numerosas atracciones interesantes y lugares absolutamente imperdibles, para todos aquellos que disfruten del recorrido. Desde el propio museo de la Route, ubicado en Chicago, que supone un punto de partida perfecto para nuestro recorrido, hasta la playa de Santa Mónica donde termina oficialmente la ruta 66. En medio, un montón de lugares interesantes que podemos disfrutar a lo largo de la ruta. Por ejemplo, la ciudad de St Louis, con su imponente puente sobre los ríos Missouri y Mississippi, o los museos de coches antiguos en Oklahoma.
Hay un montón de lugares interesantes también pasando por Texas, como la propia ciudad de Amarillo, muy cercana al Cadillac Ranch, e incluso los increíbles paisajes desérticos de Nuevo México. En Nevada, el Gran Cañón y Las Vegas también pueden ser paradas increíbles, aunque ya no se encuentran tan cerca de la ruta. Llegando a California también podemos aprovechar para parar en algún clásico Dinner a tomar una cena como Dios manda, o el desayuno en una de esas míticas cafeterías que hemos visto en cientos de series y películas. Cada cierto tiempo conviene parar para disfrutar del paisaje y de todo lo que la ruta 66 nos ofrece.