A lo largo de la historia europea, nuestros territorios han visto numerosas guerras y conflictos armados por las más distintas razones. Desde el poder hasta el dinero, pasando por la venganza y el propio odio, o la simple conquista. Pero hay también algunas guerras que se han desatado por amor, algo que parece no entrar en los planes de la mayoría de grandes e imponentes guerreros que han dominado las luchas en siglos anteriores.
Hubo una guerra por amor que fue una de las más impresionantes de todas: la Guerra de Troya. Troyanos y griegos se enfrentaron en las costas de este territorio, que actualmente pertenecería a Turquía, en un conflicto que comenzó tras raptar Paris, príncipe de Troya, a la hermosa mujer de Menelao, el rey de Esparta.
Helena, que así se llamaba la mujer, era conocida en todo el mundo por su espectacular belleza, y mantenía en secreto una relación con el joven y apuesto Paris. Cuando se marchó con él, Menelao entró en cólera y con la ayuda de Agamenon y Aquiles atacó Troya para recuperar a su esposa y devastar la ciudad, como símbolo de venganza.
Historia del Caballo de Troya
A pesar de llevar grandes ejércitos, los troyanos partían con la ventaja de contar con una protección muy fuerte en su ciudad, unas murallas prácticamente infranqueables. Se llevaron a cabo muchos combates a la puertas de estas murallas, muriendo por ejemplo Menelao en uno de ellos a manos de Héctor, el hermano mayor de Paris.
Los griegos, por más que insistían, no lograban entrar en la ciudad, así que idearon un sistema para conseguirlo que no tenía que ver con la fuerza bruta, sino con la capacidad de ocultarse a los ojos de los demás, en un inteligente ardid.Ulises, un consejero del rey Agamenon, que había tomado el control de la lucha, le propone entrar en la ciudad sin necesidad de batallas, aprovechando que tras la muerte de Héctor a manos de Aquiles se habían decretado doce días de luto en Troya.
La idea de Ulises es ingresar en la ciudad dentro de una enorme figura de madera, un caballo, que sería ofrecido por Agamenon a los troyanos como símbolo de buena voluntad, en un engaño para acabar con la guerra. En el interior del caballo irían los guerreros griegos, que en su momento saldrían de la construcción para atacar a los troyanos y hacerse con la ciudad.
Construcción del Caballo de Troya
El caballo se construyó en poco tiempo y su gigantesco tamaño permitió meter en él a un montón de soldados griegos. Sin tener ni idea de lo que estaba a punto de ocurrir, los troyanos aceptaron el regalo de Agamenon como un símbolo de que la guerra había terminado y ellos habían vencido.
Sin embargo, aquella noche el caballo se abrió, ya dentro de los muros de la ciudad, y los soldados griegos lograron matar a los centinelas troyanos, para abrir las puertas de la ciudad a todo el ejército, que atacó por la noche. Finalmente Troya fue tomada de esta manera por los griegos, gracias al ardid de Ulises, y no por la fuerza como llevaban tantos días intentándolo.
La ciudad cayó en manos de los griegos cuando el príncipe Eneas vio que la victoria era imposible, y se marchó a las costas de Italia donde fundó una nueva ciudad con el mismo nombre, Troya. La historia, sin embargo, siempre recordará a la Troya que fue vencida por la soberbia de su rey al aceptar un regalo que finalmente sería su auténtica perdición.
Curiosidades relacionadas con el Caballo de Troya
Mucho se ha discutido sobre la realidad de este suceso. Las fuentes más antiguas que lo tratan tienen que ver con los grandes poetas griegos y sus obras. La historia es contada por Homero en la Odisea, aunque de una manera muy breve, y ampliada posteriormente por el gran poeta Virgilio en la Eneida.
Si fue una historia real, o fue simplemente una alegoría con la cual se quería enseñar que en algunas ocasiones en la guerra más valía maña que fuerza, no lo podemos saber con total certeza. Sin embargo, muchos dan por hecho que el caballo existió realmente. En su interior, dicen, iban al menos 25 hombres, si no cincuenta, suficientes para acabar con los guardianes de Troya y permitir que sus compañeros traspasaran los muros para tomar la ciudad.
El tamaño también ha sido cuestión de disputa éntrelos expertos, asegurando algunos que superar los diez metros de altura, y para otros era aún más grande, llegando hasta los quince y necesitando los troyanos romper parte de la puerta de entrada, para permitir que el animal de madera llegase a la ciudad.
The Trojan House – El monumento homenaje al Caballo de Troya
El mito, sea cierto o no, ha tenido un gran calado en toda la cultura no solo europea sino occidental, y es así como se ha convertido en una de esas historias que todos cuentan sobre las guerras.
De hecho, para homenajear a todo el suceso y sobre todo, al propio caballo, un estudio australiano decidió construir un edificio para una familia que empezaba a tener muchos hijos, y que buscaba espacio en el terreno más pequeño posible. Así surgió la idea de la Trojan House.
Realizada por el estudio de Jackson Clements Burrows, la casa consta de dos plantas, siendo la superior bastante más grande que la primera, casi como la forma de una cabeza de caballo sobresaliendo del torso. Toda esa planta está construida en madera y aprovecha perfectamente la luz del lugar, consiguiendo una iluminación espectacular. Una casa que sin lugar a dudas llama mucho la atención, y que sirve como homenaje a aquella idea del caballo, aunque seguramente aquí no haya soldados griegos en el interior esperando a atacar…